De rankings musicales

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Tengo la capacidad de recordar datos de muchas de las canciones que sonaron por la radio especialmente durante la década de los ochenta. Con solo el primer acorde identifico el título de la canción, el artista o grupo, el año de lanzamiento e incluso, si hago un mayor esfuerzo, el álbum en que se publicó y varias imágenes del video clip. Desde niño, a mi pasión por la música le incorporé el seguimiento a los rankings de las radios limeñas y de las principales revistas musicales. Por entonces no pensaba que a día de hoy toda esa cantidad de información me serviría más allá de un particular divertimiento infantil.

Compartía esa afición con un amigo del barrio. Con solo diez años decidimos aunar nuestros conocimientos y armar nuestra propia lista de éxitos. Para ello tomábamos como base rankings semanales como “La más más” de Panamericana, “La mejor de lo mejor” de Studio92 y el “American Top Forty” que se emitía en inglés por las ondas de Telestereo 88. A eso le sumábamos la revista “Funky Hits”, un cancionero que traía en su página central las listas de la revista Billboard de los EE.UU y Melody Maker del Reino Unido.

Nos juntábamos cada sábado por la mañana y escribíamos el resultado de nuestro consenso en un cuaderno cuadriculado en donde además de registrar los datos discográficos le agregábamos la posición de la semana anterior y el número de semanas en el ranking. Ese metódico trabajo no tenía mayor difusión que para nosotros mismos, pero estábamos tan enfrascados en su realización que al poco tiempo, a la primigenia lista de canciones, le añadimos un ranking de álbumes y otra de video clips, las cuáles tuvimos que hacerlas mensual al ver que no tenían tanto movimiento como los sencillos.

Como no siempre coincidíamos en nuestra preferencia, cada cual comenzó a elaborar su propio ranking. El mío lo continúe hasta inicios de 1989, año en que la música pop/rock en general acusó un bajón en calidad y aceptación del público, lo que produjo un cambio en el formato de la radios comerciales que a partir de entonces programaron otros estilos como la salsa y la música retro. Esta lista sí la hice conocida entre algunos amigos del colegio, quienes incluso la incluyeron en alguna edición de nuestro periódico estudiantil.

En los primeros años de la década del 90 retomé lo de armar mi ranking personal, aunque esta vez lo hice sólo de manera anual. Para ello mi principal fuente eran “las 99 de Doble9”, la única radio de rock en Lima. El 31 de diciembre, desde las diez de la mañana hasta las ocho de la noche, estaba atento al orden de los mejores temas del año. Esto entraba en conflicto con otra actividad tradicional en esa fecha: el último partido del año. Para mi barrio era difícil comprender mi negación a tan magno encuentro por escuchar un programa que además se repetía al día siguiente. Al final, por la insistencia y la burla de amigos, jugaba pero con la cabeza en otro sitio. De rato en rato me escapaba a casa a escuchar al menos el recuento de la última media hora.

Hoy no sé dónde se encontrará el producto de ese hobby. Quizás se tiró a la basura en la última reforma de casa o está guardado en una de esas cajas llenas de recuerdos, expuestas al polvo y la humedad de la azotea. Del que sí conozco su destino es de aquel primer cuaderno cuadriculado que completé con mi amigo durante un año. Un sábado, cuando nuestras diferencias se hicieron irreconciliables, decidimos que nunca más íbamos a hacer en conjunto una nueva lista. Después de que lo hablamos me dirigí a la cocina en busca de unas cerillas y cual performance de un artista de vanguardia, quemé el bloc ante la despavorida mirada de mi colega. El olor a humo alertó a mi madre quien se apareció en la sala. Al ver lo que podría provocar, nos botó de la casa con un grito y nos rompió el trance. Ya en la calle, nos olvidamos del asunto y fuimos a revisar los nuevos discos y casetes que habían llegado al centro comercial.

Mucha de esta experiencia musical la utilizo para presentar las canciones en mi programa radial “Confesiones de un locutor impulsivo” los sábados por vector3.net

 

5 Respuestas a “De rankings musicales

  1. A veces, visito los blogs que le dedican a la «Más Más» de Panamericana para ponerle atención a lo que se escuchaba en los 80s y notar la evolución de música en Inglés a música completamente en Español (y eso que en los 70s programaban canciones de Julio Iglesias, pero, la versión en italiano de «Si me dejas, no vale»). Me acuerdo de esa versión porque tenía el disco… es un clásico… hasta yo tenía una silla como la que tenía Julio Iglesias en ese disco.

    También visito los listados históricos de Billboard Hot 100 en Inglés, para saber lo que se escuchaba en Estados Unidos en los 1960s y 1970s (la página Billboard tenía una sección de archivos históricos, también, no sé si lo siguen teniendo porque cambiaron de formato a la página). Pero, una vez, me puse a investigar por el tipo de música que se escuchaba en los Estados Unidos en Enero 1963… antes que los Beatles llegaran a Estados Unidos al mes siguiente.

    A veces, visito la página de billboard solo para saber la canción en primer lugar… pero, ya no lo hago por frecuencia… ya la música no me parece lo mismo… igual, siempre hay buenas canciones… pero, más bien, escucho la música del pasado.

    Gracias por abrir este tema. Estas son algunas reflexiones «sueltas» que se me ocurrieron mientras leía tu artículo.

    Saludos,

    Renzo

    • Muchas gracias Renzo por tus reflexiones y comentarios. En la página de la Billboard se tiene acceso a toda su base de datos con todas las listas y las canciones que han aparecido en en estos años. Me sirve de mucho para mi programa de radio. un abrazo.

  2. Hola! Tambien hacia mis propios rankings (buenas epocas) Ahora me dedico a coleccionar los shows del American Top 40, como para recordar algo esa epoca. Incluso tengo algunos que mencionan a Telestereo y Miraflores

  3. Pingback: Mi top 30 de 1992 | Confesiones de un Escritor Impulsivo·

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